Violeta Parra
Violeta
del Carmen Parra Sandoval (San Fabián de Alico o San Carlos, 4 de octubre de
1917 - Santiago, 5 de febrero de 1967 ) fue una cantautora, pintora, escultora,
bordadora y ceramista chilena, considerada una de las principales folcloristas
en América y gran divulgadora de la música popular de su país, a la que
enriqueció con su obra. Es miembro de la prolífica familia Parra.
El
aporte de Violeta Parra al quehacer artístico y musical chileno se considera de
gran valor y trascendencia. Su trabajo sirvió de inspiración a varios artistas
posteriores, quienes continuaron con su tarea de rescate de la música del campo
chileno y las manifestaciones constituyentes del folclore de Chile y América
Latina. Sus canciones han sido versionadas por diversos artistas, tanto
chilenos como extranjeros.
Existe
controversia sobre su lugar de nacimiento. La Municipalidad de San Carlos
afirma —en su sitio oficial y un cartel a la entrada de la ciudad— ser «la cuna
de Violeta Parra» y la casa ubicada en la calle El Roble #531-535 fue declarada
monumento histórico en 1992 porque supuestamente allí nació la cantante. En
cambio, la familia de Violeta Parra no ratifica este dato y en el sitio de la
Fundación Violeta Parra se afirma que la folclorista nació en San Fabián de
Alico, localidad ubicada al interior de San Carlos. Sin embargo, Isabel Parra,
presidenta de la institución en honor a su madre, apoyó en 2013 la casa de San
Carlos al afirmar que ella «será una sucursal de la fundación en el sur».
Su
infancia transcurrió principalmente en el campo. Entre 1919 y 1921, la familia
residió en Santiago, pero regresó ese mismo año al sur, a Lautaro; después se
trasladó a Chillán y finalmente se instaló en Villa Alegre.
Su
madre se afanaba sobre la máquina de coser para cooperar a la mantención de la
numerosa familia. Violeta sufría continuamente de enfermedades, incluyendo un
ataque de viruela a los tres años. Mientras mejoraba, se divertía junto a sus
hermanos en las aguas del vecino río Ñuble y en los aserraderos y barracas del
sector.
Los
niños revelaron precozmente su inclinación al espectáculo. Imitaban a los
artistas de los circos que se instalaban en las proximidades del hogar. Se
disfrazaban con atuendos de papel; Violeta y su hermano Lalo, cantaban a dúo y
montaron varias representaciones por las que cobraban entradas a los niños.
Violeta empezó a tocar la guitarra a los 9 años, mientras que a los 12 compuso
sus primeras canciones.
A
principios de la década de 1950, comenzó su extensa labor de recopilación de
tradiciones musicales en diversos barrios de Santiago y por todo el país. En
estas andanzas, conoció a diversos poetas, incluyendo a Pablo Neruda. Es así
como su repertorio —hasta entonces basado en boleros, cantos españoles,
corridos mexicanos y valses peruanos— pasa a las canciones más tradicionales
del campo chileno, que le permiten descubrir los valores de la identidad
nacional como ningún otro artista lo había hecho antes.
Su
actividad artística se diversificó: trabajó en cerámicas, pinturas al óleo y
arpilleras. Trabajó un tiempo en un museo de arte popular y folclórico que ella
misma fomentó a crear en la Universidad de Concepción y luego viajó por casi
todo Chile, ofreciendo cursos de folclore y recitales.
En
esta época, surgieron sus textos más combativos: canciones como «Miren cómo
sonríen», «Qué dirá el Santo Padre», «Arauco tiene una pena» y «Según el favor
del viento» formaron la base de la corriente musical conocida como la Nueva
Canción Chilena. Las canciones fueron recogidas en las numerosas ediciones de
Canciones reencontradas en París.
Tras
intentos fallidos, Violeta Parra se suicidó a los 49 años en su carpa de La
Reina a las 17:40 horas del 5 de febrero de 1967. Una capilla ardiente se
levantó en su carpa y su funeral se llevó a cabo dos días más tarde, cuando fue
enterrada en un nicho de la galería del Cementerio General de Santiago.
Mientras
que para muchos resulta paradójico que la autora de «Gracias a la vida», un
himno a la existencia, se suicidara un año después de escribirla, otros
críticos de su obra perciben en la letra, en el estilo de musicalización, en
los tonos usados y en la monotonía de sus temas, el reflejo de un estado de
ánimo depresivo y una canción de despedida.
Un
día, Violeta Parra. me dijo:
“Me
falta algo... No sé lo que es. Lo busco y no lo encuentro... Seguramente no lo
hallaré jamás.”
Tito
Mundt, periodista.
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